Puede que este verano próximo se lleve el blanco en las calles.
¡Además, es innegable lo bien que te queda ese color cuando estás morena!
Pero, aunque el blanco sea el color de moda este año, en tu cocina, el blanco sólo te va a traer problemas.
A corto y a largo plazo.
A corto plazo, los alimentos blancos, a los que también se conoce como “alimentos veneno” van a acabar por engordarte.
No sólo eso, Te van a engordar sin proporcionarte los nutrientes que tu cuerpo necesita.
A largo plazo, el panorama es mucho más desolador, y no me quiero extender en temas como el cáncer, la hipertensión arterial o la diabetes.
Porque, no va a llegar a eso.
Simplemente, tienes que saber decirles que no a esos alimentos que, seguramente, ahora mismo, ocupan primera posición en tu cocina.
¿A qué “alimentos veneno” me estoy refiriendo?
Estos son los alimentos blancos que tienes que desterrar de tu cocina:
¡Qué horror! ¿verdad?
¡Con lo rico que está el pan blanco recién salido del horno de la panadería del barrio!
Y, un café sin leche y azúcar, ¡no es lo mismo!
Te entiendo, pero, si quieres lucir ese vestidito blanco este verano, vas a tener que optar por los tonos “amarronados” en tu cocina.
¿Por qué tienes que eliminar la sal de mesa de tu dieta si quieres perder peso?
Porque, en realidad, la sal con la que aderezas tu ensalada, tiene poquísimo de sal.
De hecho, gracias a las muchas manipulaciones a las que hemos sometido a la verdadera sal cristalina, la sal que llega a tu plato es, por encima de todo, cloruro de sodio.
¿Qué ha sucedido al eliminar los otros componentes en la sal refinada?
El proceso de refinación industrial somete a la sal de mesa a temperaturas de 670°C.
Temperaturas que, como te puedes imaginar, alteran definitivamente su estructura natural.
O, en otras palabras, nos dejan el gusto, pero nos quita la nutrición.
Y lo que es peor: además del “desguace” de los 82 elementos constitutivos de la sal marina, se la somete también a la aditivación de otros compuestos refinados, como el yodo y el flúor.
Sí, efectivamente, ambos son minerales tóxicos.
Se sabe que estos compuestos forman nitratos en el estómago, responsables de reacciones alérgicas y tumores selectivos en muchos órganos.
Además, se ha demostrado recientemente que los yoduros en la sal pueden causar hipertiroidismo y tiroiditis autoinmune, ambas condiciones relacionadas con problemas de peso.
Por otro lado, el flúor provoca problemas neurológicos y endocrinos.
¡Y aún ni te he mencionado el problema de retención de líquidos que provoca aumento de peso y hace que tus órganos trabajen mucho más de lo que deberían!
Por eso, precisamente, la sal refinada en su estado actual, ha pasado a convertirse en uno de los elementos que más contribuye al riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares.
¿Lo resuelves dejando de echarle sal a tus platos?
¡No es tan fácil!
Ten presente que este tipo de sal se oculta en muchas de las comidas procesadas que compramos en el supermercado, de manera que, sin darnos cuenta, acabamos por consumir entre 8 y 20 veces más la proporción que deberíamos tomar, que es de 1,500 miligramos por día.
¿Por qué tienes que eliminar la harina refinada de tu dieta si quieres perder peso?
La harina tiene el mismo problema que la sal: la manipulación industrial.
La harina que consumes hoy, se ha convertido mayoritariamente en almidón y solo conserva una pequeña fracción de los granos originales, quedando totalmente desprovistas de su nutrición y fibra.
¿Por qué hacen que engordes?
Porque al ser hidrato de carbono de absorción rápida, tu cuerpo metaboliza la harina con muchísima facilidad y almacena los sobrantes en forma de grasa.
La harina blanca también contiene un subproducto llamado aloxano, añadido durante los muchos procesos químicos a los que se somete, que no solo destruye tus radicales libres en grandes cantidades, sino que incluso puede provocar diabetes.
¿Por qué tienes que eliminar el azúcar refinado de tu dieta si quieres perder peso?
¿Y el azúcar blanco?
Más de lo mismo.
Un sinfín de procesos químicos, adición de elementos indeseables, pérdida de las fibras, vitaminas y proteínas naturales.
El azúcar blanco no solo promueve el sobrepeso, sino que también incide sobre enfermedades como la hipertrigliceridemia y la diabetes.
¡No olvides que el azúcar refinado se esconde en todos lados, desde la bollería industrial hasta el pan, las galletas, refrescos, etc.!
Es decir, que sin que te des cuenta, está consumiendo calorías ocultas que no te aportan ningún tipo de beneficio.
Entonces, ¿optas por los edulcorantes químicos?
Tampoco te los recomiendo. Parece ser que también pueden ser dañinos para tu salud, aumentando las posibilidades de contraer cáncer.
Sé que es difícil, pero te incito a que hagas todo lo posible por evitar consumir azúcar en tu dieta.
Prueba a no comprarlo, ya sabes, ¡ojos que no ven…!
Y ve limitando las cantidades que utilizas en el café, por ejemplo.
Al menos, de esa manera, tienes controlado el azúcar que puedes ver.
¿Por qué tienes que eliminar la leche de vaca pasteurizada de tu dieta si quieres perder peso?
Porque durante el proceso de pasteurización, la leche pierde todas las bacterias beneficiosas, las enzimas esenciales para absorber nutrientes y la fosfatasa, necesaria para absorber el calcio.
Es decir, que ese latte que tan bien te sienta por la mañana, te está robando nutrientes, y te está regalando un sinfín de grasas saturadas, lactosa, y colesterol del malo.
Así que, si quieres perder peso, hay que buscar alternativas menos “blancas” a la leche de vaca pasteurizada.
Entonces creo que la conclusión está clara:
- Si estás a dieta, los alimentos blancos no tienen cabida en tu cocina.
- Si no estás a dieta, es mejor que encuentres alternativas integrales (marrones) siempre que te sea posible por que los alimentos blancos, como hemos visto, carecen de los nutrientes necesarios para tu cuerpo, y contienen ingredientes dañinos que pueden enfermarte a largo plazo.
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